La salud también es una cuestión de piel.

Por Mag. Patricia Blanco

El incremento de la prevalencia de la  Diabetes Mellitus (DM) entre otros factores se vincula   al aumento de la esperanza de vida en este siglo XXI,  por esto es que pensamos este artículo desde la importancia de la educación para la salud como aquella  estrategia en salud, que propicia a  las personas que son portadoras o están enfermas de DM recursos intelectuales y prácticos  que mejorarían su calidad de vida al poder desarrollar acciones de autocuidado.

El cuidado es un acto humanizante porque nos vincula con un otro y nos permite constituirnos como sujetos. En este sentido, el cuidado es un acto de amor: se cuida lo que se ama y cuidamos porque amamos. Cuidar nos hace vislumbrar el mañana y alimenta la esperanza porque reconocemos el valor de la persona.

Al educar cuidamos.

Conceptos básicos:

 La diabetes mellitus  es un trastorno crónico del metabolismo que se caracteriza por la presencia de hiperglucemia causada por un déficit absoluto o relativo de insulina. La hiperglucemia crónica produce trastornos microvasculares específicos, como la retinopatía, la nefropatía y la neuropatía diabéticas, así como la arteriosclerosis acelerada. El número de personas con DM  está creciendo rápidamente en todo el mundo. Este aumento está asociado con el envejecimiento de la población, el desarrollo económico, el aumento de la urbanización, las dietas menos saludables y la reducción de la actividad física. Muchas personas permanecen sin diagnosticar porque a menudo hay pocos síntomas durante los primeros años de DM  o los síntomas que ocurren pueden no ser reconocidos como relacionados con DM. Sin embargo, durante este tiempo, el cuerpo ya está siendo dañado por el exceso de glucosa en la sangre y, como resultado, muchas personas se ven afectadas por complicaciones incluso antes del diagnóstico de DM 

Resulta ser uno de los principales problemas de salud pública en el mundo y es un hecho que las complicaciones que genera inducen cambios tisulares, causantes de patologías multisistémicas propias de la DM. Estas alteraciones pueden dar lugar a una serie de factores que van a afectar la capacidad y funcionamiento de los pacientes, como por ejemplo aquellas que originadas en los pies desencadenan en una entidad conocida como “pie diabético”.

 Es un proceso frecuente que se localiza en los puntos de mayor presión (talón y cabeza del primer metatarsiano). En su etiopatogenia intervienen varios factores (neuropatía diabética, daño vascular, infecciones y el factor ortopédico por la presión ejercida por el hueso). Comienza como una callosidad que posteriormente se ulcera. Esta úlcera no sólo no tiende a la resolución, sino  que puede infectarse originando abscesos profundos y osteomielitis. Por consiguiente, deben explorarse  las extremidades en pacientes diabéticos, principalmente los pies, y evitar los traumatismos e infecciones.

El pie diabético es considerado como una de las complicaciones crónicas de mayor morbilidad en este grupo de pacientes, que puede representar que 1 de cada 2 pacientes la presente. La frecuencia como la recurrencia son elevadas también, y hay evidencia que señala que entre  el 25y 30 % de los pacientes desarrollan una lesión en el pie a lo largo de su vida.  También es la complicación que mayores causas de discapacidad ocasiona por las amputaciones no traumáticas. El proceso quirúrgico convierte a la entidad “pie diabético” en un proceso prolongado que requiere tiempo, recursos humanos y financieros del sistema de salud, sin dejar de presentar las grandes complicaciones que a la vida social, laboral, familiar del paciente, acarrea. Esta descripción no sería abarcativa si no se mencionase que existen las consultas externas que no son casos severos pero que obviamente requieren de educación también. 

Y este es un punto muy significativo para los profesionales que abordan el proceso de atención y cuidado de estos pacientes, pues como señalan varios estudios (Rodriguez,2015;Delgado López,2017; Miró,2020), más del 85% de las amputaciones son prevenibles mediante la identificación de las personas en riesgo a través de la valoración de los pies. Es decir que podríamos inferir que algo del sistema de salud está fracasando, indagar y reflexionar en esto podría ser motivo de otro artículo.

Entonces, para lograr la prevención deseada es necesario que los pacientes tengan los conocimientos suficientes que les permitan transformarlos en valores significativos para construir salud. Es indispensable amigarnos con la estrategia recomendada en la Atención Primaria de la Salud, como es la Educación para la salud, con la finalidad de fortalecer la prevención y el control de aquellos factores de riesgo que aumentan potencialmente la aparición de lesiones en los pies en los pacientes con diabetes mellitus,  por ejemplo el desconocimiento del cuidado de la piel.

La educación para la salud -propuesta emergente en este escrito- comprende diferentes formas de acercamientos de construcciones que propician la  concientización de las personas,  sobre los determinantes sociales, ambientales y económicos de la salud y la enfermedad y posibilitan la acción social y la participación activa de la comunidad en procesos de cambio social respecto a su salud intentando desarrollar conductas de auto cuidado.

Como ya mencionamos el  incremento de la esperanza de vida promedio de la población, propicia a que las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) prevalezcan  más habitualmente en las personas adultas, acentuándose en la tercera y cuarta edad, acarreando complicaciones más frecuentes e intensas, como neuropatías, nefropatías, enfermedad coronaria, vasculares, cegueras.

Una de las complicaciones frecuentes está presentes en la piel y son espejos de lo que ocurre en el interior del organismo. 

Este órgano, la piel -el mayor en extensión que tenemos los seres humanos – nos permite conocer nuestro mundo exterior mediante las sensaciones, facilita el acceso a la creación de vínculos entre nosotros y otros mundos, también es un parámetro para habilitar relaciones, estamos más a flor de piel dependiendo de qué emociones entren en juego o simplemente decimos…no sé esto no funcionó, fue una cuestión de piel.

Por otro lado ya mucho más objetivo y con gran desarrollo científico, el sistema tegumentario actúa como  primera barrera protectora frente a agentes patógenos, es decir nos aporta inmunidad,  es responsable del equilibrio homeostático necesario para el día a día de nuestra vida, interviene en la termorregulación, la impermeabilización, la absorción de radiaciones, ultravioleta, la producción de vitamina D, registra mediante las terminaciones nerviosas actividad física calor frío, entre otras funciones más.

La personas con DM (especialmente en el grupo etario del adulto y adulto mayor),  no son conscientes de las lesiones repetidas ni de los traumatismos menores sobre sus pies, lo que predispone a la formación de úlceras, esta ruptura en la solución de continuidad de la piel, en su función reducción de la barrera cutánea protectora facilita la infección en el pie diabético, la cual puede ser producida por una gran variedad de bacterias. 

El derecho a la salud en manos de los propios sujetos de atención.

Las prácticas sanitarias de autocuidado se identifican con decisiones éticas individuales, realizadas en beneficio de la propia salud, basadas en informaciones derivadas de la educación y consejería para la salud. La sumatoria de estas prácticas favorables, positivas y acertadas resultan en la adopción de un estilo de vida saludable. Se centran en la prevención de riesgos y en la gestión de pequeñas dolencias cotidianas evitando que se intensifiquen y se agraven en el tiempo. Gravitan en conocimientos sobre el buen vivir y el vivir bien, pensando entonces en lo que nos ocupa aquí, surge este interrogante:

¿Cómo cuidar-nos la piel de los pies?

Observación: desarrollar una rutina de vigilancia diaria de los pies tener un espejo grande que permita con comodidad visualizar la planta de los pies, examinando el  color, la temperatura, si hay presencia de lesiones, el estado de las uñas.  Evitar auto cortes, realizar visitas periódicas al podólogo/a. 

Higiene y secado: cuidadoso y abarcativo a los espacios interdigitales.

Humectación: todos los días poner crema humectante en los pies. Se aconseja la utilización de cremas con alta concentración de vitamina A.

Calzado: utilizar en lo posible el calzado indicado para el paciente diabético.

Evitar zonas de presión, distribuir el peso recurriendo a la utilización de plantillas. (Ver Baropodometría)

Mantener un adecuado perfil metabólico con nutrición saludable, ejercicio físico y sí fuese requerido con la medicación prescripta por un profesional médico. 

Analizar diariamente los niveles de glucemia ( de ser necesario).

Consultar a los profesionales del área dudas, dialogar sobre temores, re pensar la salud desde el autocuidado.

Mag. Patricia Blanco

licblancopat@gmail.com

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