El pie es una estructura compleja e importante del cuerpo humano, soporta el peso corporal y es uno de los encargados de la marcha. Los pies de los infantes no son versiones en miniatura de los pies de los adultos, sino un sistema evolutivo y delicado que requieren atención para asegurar un desarrollo apropiado.
El pie de un recién nacido presenta muchas de sus estructuras formadas y definidas, pero se trata de una configuración frágil compuesta principalmente por cartílagos que no estará consolidada en su totalidad hasta los 18 o 19 años.
En el pie laxo de la infancia hay una ausencia clínica del arco plantar, una condición normal que se mantiene hasta casi el segundo año de vida.
La bóveda plantar se va haciendo patente a parti de los 2 años y sigue modificándose hasta los 4 años, cuando se considera que ya ha alcanzado una morfología normal.
En el embrión, el pie calcáneo se sitúa a nivel del pie astragalino y gradualmente se dispone debajo de éste en su parte retrotarsiana.
Los pies van madurando desde una estructura cartilaginosa en el momento de nacer hasta alcanzar una osificación muy avanzada alrededor de los 6 años; en este momento se considera que el pie del niño tiene una constitución similar a la del adulto.
Los nodos de osificación secundaria, que indican un estadio más avanzado de consolidación ósea, aparecen en el pie recién pasados los 4 años.
En los metatarsianos, el calcáneo y el astrágalo, los nodos secundarios de osificación aparecen a los 4, 6 y 8 años respectivamente. Estos huesos forman parte de la estructura responsable de soportar y transmitir las cargas a las que se ve sometido el pie.
Evolución de la marcha
Las etapas de la marcha se dividen en 4:
Etapa de Pre-Deambulación (Pre-gateo / Gateo): En esta fase que se desarrolla entre el nacimiento y los primeros 18 meses de vida, el niño no ha comenzado aún a andar y el pie le sirve para explorar el entorno. En esta etapa la única función del calzado es la protección térmica.
Etapa de Adquisición de la Marcha: Durante el año y medio, y los 3 años, la marcha es de forma irregular con problemas para mantener el equilibrio y caídas frecuentes. Aquí el calzado debe permitir que el niño pueda interactuar con el terreno para desarrollar su sistema nervioso y que pueda mejorar su equilibrio. Esta etapa está representada por ser la más rápida en cuanto a crecimiento de los pies.
Etapa de Maduración: Esta etapa se ubica entre los 4 y 7 años dónde el niño comienza a andar de modo independiente hasta que alcanza el patrón de marcha adulta. La actividad física aumenta y los pies se ven sometidos a mayores esfuerzos. El calzado deberá funcionar como protección frente a posibles lesiones.
Etapa de Aumento de Actividad: Esta última fase que se desarrolla entre los 7 y 14 años aumenta considerablemente la actividad física y se agrega la actividad deportiva justificando el uso de calzado deportivo.
Entonces ¿Cuándo Calzamos al Niño?
Los primeros pasos se deben realizar con los pies descalzos o con medias finas, estos primeros pasos nunca deben ser forzados.
Los niños deben ser calzados cuando:
- el paso ya haya verdaderamente adquirido automatismo
- el control del baricentro esté superado
- el paso deje de ser un juego para convertirse en un instrumento, es entonces que habrá que proteger al pie de posibles obstáculos nocivos en el camino.
- la etapa de conocimiento, propiocepción e inestabilidad termine.
Emiliano Escobar
Favio Montane
Referencías Bibliográficas
- Guía de Recomendaciones para el Diseño de Calzado. Instituto de Biomecánica de Valencia.
- El Pie Calzado, Guía para el Asesoramiento en la Selección del Calzado Infantil. Instituto de Biomecánica de Valencia